
El niñ@…y la FAMILIA. El valor del conjunto permite llegar a la máxima funcionalidad.
Cuando comienzas en la pediatría…quizá solamente pienses en el niñ@…, en cómo hacer para mejorar su calidad de vida. En la actualidad, y gracias al esfuerzo de numerosos profesionales la visión es diferente y enriquecedora al pensar en la pediatría incluyendo a la FAMILIA-NIÑ@-TERAPEUTA en el mismo conjunto.
La FAMILIA debe ser el inicio del contacto con el niñ@, ¿en qué momento llegan? ¿nos encontramos en una fase de diagnóstico, todavía no lo han recibido? ¿Cuáles son sus inquietudes, preocupaciones, miedos…?
Como profesional de la neuropediatría debes dedicar mucho tiempo al contacto con la familia, no solamente hacer valoraciones y terapias deben estar presentes. Conocer a la familia, cuáles son sus necesidades, dar tiempo de escucha y de reflexión, de decisiones conjuntas deben ser la prioridad antes de iniciar cualquier tratamiento.
Cada familia es diferente y debemos establecer un espacio de confianza y de seguridad que les permita estar tranquilos y obtener seguridad en sí mismos para avanzar en el camino de la diversidad funcional, cada uno en su tiempo y con respeto.
Se debe dialogar, entender y no juzgar e intentar llegar a sus preocupaciones para abordar desde el inicio el posible estrés parental para reducir las frustraciones y complicaciones posteriores. A partir de ahí, diseñar estrategias conjuntas, dar oportunidad de que sean los que lideren su vida y proporcionen los cuidados necesarios a sus hij@s a través de nuestro soporte, flexibilización, guía y capacitación.
Si algo entendí cuando comencé a trabajar con familias durante la ejecución de terapias intensivas es que cuando existe una seguridad en el entorno familiar, el acompañamiento del terapeuta permite que esa capacitación se vea afianzada y resulte en logros obtenidos. La familia es capaz de modificar el entorno, obtener diferentes estrategias para conseguir los objetivos, y tú, como terapeuta, solamente tienes que acompañar, guiar y dar sostenibilidad a que funcione la interacción familia-niñ@. Aparece el aprendizaje de conocer las limitaciones, pero sobre todo las capacidades y de saber cómo actuar en determinados momentos.
Es por ello, que la intervención se convierte en una rutina instaurada en su día a día y tu seguimiento favorece la satisfacción familiar y la reducción del estrés parental. Para llegar a esta relación es necesario entender que la FAMILIA debe tener su espacio, sin presión, su reflexión interna y a continuación la adquisición de la SATISFACCIÓN de haber conocido sus propias necesidades y las de sus hij@s.
¡Gracias a todas aquellas familias que dedicáis vuestra vida a ser mejores, sin saber que fuisteis los mejores desde el inicio!