
A raíz de la propuesta de Rocío de poder conversar respecto a algunos tópicos que nacieran a través de las preguntas que sus lectores, quiero comenzar aclarando que para mí no existen las recetas “mágicas” para reducir los sufrimientos individuales.
Entre las consultas recibidas, se tocaron temas muy variados con respecto a la vulnerabilidad en estos momentos de aislamiento, desde dificultades en la convivencias, angustias por falta de tiempo para asumir todos los roles que el confinamiento pone sobre el tapete, dificultades económicas, miedos al futuro, situaciones de hipocondría o duelos por perdidas, ser el único cuidador de un hijo con discapacidad y no poder contar con ayuda en estos tiempos…entre otros temas
Como profesional de la psicología entiendo que no hay una sola forma de llevar el aislamiento puesto que cada uno carga con sus propias mochilas y son éstas las que nos generan el peso de lo cotidiano en un lugar de nuestra vida o en otro.
Lo más importante en estos tiempos es preguntarnos dónde se localiza el mayor malestar que sentimos y, una vez detectado, evaluar qué podemos hacer nosotros con ello.
Muchas veces nuestro campo de acción se encuentra reducido, pero dando el primer paso de identificación del malestar, seguramente podremos encontrar herramientas que nos ayuden a lidiar con ellos con mayor facilidad.
Como comentaba en el post que compartió Rocio, todos somos vulnerables. No hay quien exceptúe esta regla. Aunque algunas personas tengan mayores dificultades para conectar con su propia vulnerabilidad, todas somos vulnerables.
A partir de este paradigma, cuanto más nos acerquemos a nuestro propio sufrimiento, cuanto más nos quitemos los velos que los cubren y podamos conectarnos con nosotros mismos y con nuestras propias NECESIDADES, más fácil será lidiar con ellas en el día a día. No porque desaparezcan, sino porque vamos a saber de qué se tratan y eso, con seguridad, nos aportará mucha más tranquilidad que lo desconocido.
La semana pasada me han realizado una entrevista para Awake, donde conversamos sobre el confinamiento, los espacios terapéuticos, las vulnerabilidades y los cuidados personales entre otros temas.
Me gustaría compartirlo aquí con vosotros, ya que abarca muchas de las preguntas que han realizado a lo largo de estos días, y espero que les sirva de herramienta o de disparador para pensar alguna situación particular.
Clic aquí para escuchar la entrevista.
Para cerrar me gustaría dejar una frase de Sigmund Freud que dice “El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal”.
Es esperable que en estos tiempos que estamos viviendo todos tengamos algún miedo, pero creo que también tenemos una oportunidad de analizar cómo vivenciamos estos miedos, si son de los que nos paralizan y nos dejan en Jaque Mate, o son los que nos empujan a buscar nuevas herramientas para poder afrontarlos de mejor manera.
En todos los casos, si nos encontramos en un camino sin salida o empiezan a aparecer síntomas de ansiedad, depresión, burnout, etc., la recomendación es buscar un espacio terapéutico para poder tratarnos a tiempo y mejorar nuestro bienestar emocional y por lo tanto nuestra vida cotidiana.
Durante el estado de alarma somos muchos los profesionales que atendemos de forma online, por lo que no es necesario esperar a que finalice el confinamiento para dar el paso. En mi caso, es la modalidad en la que trabajo desde hace años. Si necesitas contactar conmigo puedes hacerlo a través de www.psicocharopoggi.com.
Agradezco a la Dra. Rocío Palomo por la oportunidad de visibilizar entre sus lectores la importancia del autocuidado y su repercusión en la salud mental en general, y durante el aislamiento en particular.