Y te sientes vacía…. Si cuando estabas embarazada ya todo era nuevo, lleno de incertidumbre y miedos, ahora te enfrentas a algo no preparado, no esperado…el nacimiento prematuro de tu bebé.
Porque te dan una fecha aproximada de parto y ya de por si el parto te da respeto, y piensas en ese día con miedo, pero con ganas, y no imaginas que el 20 de Agosto sea el 20 de Mayo…¿Cómo? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué?. Te enfrentas a una situación de angustia en vez de alegría. Tienes que hacerte la valiente sin tener fuerzas para levantarte porque cada minuto es importante para que continúe con nosotros.
Y miras a través de su ojos todavía cerrados e intentas descubrir qué ha sucedido, qué puedes hacer para cambiar la situación y que todo pase, y te das cuenta que aunque parezca que nada depende de ti, todo es por ti. Te necesita, nos necesitamos y nos fundimos en uno solo cuando estamos juntos y siento su latido que no quiero que desaparezca nunca y oírlo cada vez más fuerte… y sueño con poder tocar su mano desde mi cama y construir un mundo juntos.
La prematuridad es una asignatura de valores, de lucha y de conocimiento de uno mismo. Aprendes a valorar la vida que está en frente tuya y que por momentos temes que desaparezca, a luchar porque cada minuto que pase sea un universo para tu bebé y a conocer lo que eres capaz de hacer por esa persona que ha demostrado que quiere estar a tu lado pase lo que pase.
Cuando digo pase lo que pase, me refiero a que a veces no es solo la prematuridad si no también las secuelas que pueden venir asociadas y con las que tenemos que aprender a vivir y sobre todo a aceptar.
Porque no cambiaría ese 20 de Mayo por ningún 20 de Agosto, porque tú, mi bebé esperado que llegaste en un momento inesperado me llenaste de VIDA, esa que a ti te faltaba y que aun así decidiste darme para que formáramos una única.
GRACIAS porque aquella visita sorpresa sea mi objetivo diario.