
El modelo de referencia para proporcionar un programa de intervención en el hogar que sea eficaz incluye cinco pasos:
(1) Establecer una colaboración terapeuta-familia, donde los padres son los expertos en su hijo y su entorno.
(2) Hacer que el niño y la familia (no el terapeuta) establezcan metas sobre qué les gustaría mejorar.
(3) Establecer programas en el hogar eligiendo intervenciones basadas en la evidencia que coincidan con los objetivos del niño y la familia.
(4) Proporcionar capacitación y seguimiento regular a la familia para identificar las necesidades y mejoras del niño y ajustar la complejidad del programa según sea necesario.
(5) Evaluar los resultados obtenidos tras el programa realizado en el hogar.
(Novak y Cusick, 2006).