
Una de las características frecuentes en los niños con afectación unilateral de la extremidad superior como puede ser la parálisis braquial obstétrica o la hemiparesia infantil es la presencia del no uso de la extremidad superior afectada. Este no-uso o déficit del mismo hace que su exploración del entorno se vea condicionada.
La percepción de la información que llega es construida por la mano menos afectada o mano sana y por su interacción con los elementos que forman parte de su ambiente.
¿Qué ocurre con la mano afectada o mano asistente?
El niñ@ ignora este segmento debido a la falta de información cortical y al desarrollo de estrategias de compensación que hacen que se supla su uso y se sustituya por la mano dominante u otras estructuras corporales como puede ser la barbilla, tronco, boca…Lo que habitualmente se realiza con dos manos comienza a tener una acción unimanual: ponerse los calcetines, los pantalones, comer….y cada vez van apareciendo más estrategias de compensación que hace que se incremente el «no-uso» y la frustración por la inducción del mismo.
Es por ello, que desde una edad temprana es beneficioso permitir que el niño con afectación de la extremidad superior tenga oportunidades de experiencia, aprender a usar su mano asistente de manera «funcional» (útil para él y para permitir la ejecución de las actividades de la vida diaria), y explorar de manera unimanual con esa mano es preciso para que se pueda adquirir su descubrimiento, sentir, percibir y completar el significado del entorno. El descubrimiento de la mano asistente permite que se fomente una mejor percepción del «yo» y por tanto, de la imagen corporal.
El descubrimiento no es fácil, es sacrificado, a veces complejo y doloroso, pero el resultado puede ser comprender y aprender lo que antes era inexistente.